Bianca Bellová: El lago
«De fin a principio, “el lago se abre despacio y Nami entra dentro” (p. 205), concluye una novela subyugante, aunque muy dura. Su protagonista “según se palpa más profundamente, no consigue encontrar ni rastro de sentimientos” (p. 204), porque el Espíritu del Lago -ay las creencias vitales- sigue enfadado, a la vez que la actividad de los hombres lo deseca, lo ensucia y lo vuelve cada vez más tóxico. Una existencia, la del protagonista, a quien veremos crecer y adentrarse en la vida intentando conocerse y reconocerse, encontrarse y entenderse, que él mismo resume cuando piensa “en todo lo que sucedía antes. Antes de que se ahogara el abuelo, antes de que el Espíritu del Lago se llevara a la abuela, a Zaza un salvaje y la mano de Nikítich la Solterona (una máquina industrial). Llora sin echar una lágrima” (p. 138). Una vida de pérdidas, angustias e incomprensiones hecha poesía por Bianca Bellová, una autora de la que seguiré su evolución. Una voz densa, feroz, representante de la angustia vital, que se convierte en poesía en sus manos».
Aránzazu Miró