En verano de 1952 Sylvia Plath tiene veinte años y trabaja como camarera en el Belmont Hotel, en West Harwich. Ha ganado un concurso de relato corto y se pone al servicio, como niñera, de la familia Cantor en Chatham, Massachussets.

Ni siquiera ella sabe que se está gestando una gran poeta. Pero las cartas que escribe a sus amigos y, especialmente, a su madre, descubren toda la luminosidad de su talento. Luego llegarán las sombras. El 26 de agosto de ese año (tras un nefasto tratamiento con electroshock) protagoniza un intento de suicidio en el sótano de casa tomando una sobredosis de somníferos. Es ingresada en el Newton-Wellesley Hospital. 

Núria Escur