Cuando ves un incendio puedes salir corriendo o intentar apagarlo. 

Lucía se quema por dentro y sabe que ese fuego va a consumirla, pero aún no ha decidido si permitir que la devore del todo o buscar una salida de emergencia.

Su fuego se alimenta de silencio y necesita palabras para controlarlo. Usa las suyas, se habla a sí misma a través de un diario que se convierte en una búsqueda de respuestas que la lleva a encontrar, en realidad, todas las preguntas, incluso aquellas de las que se escondía. Lucía se pregunta si le gusta su trabajo, si va a soportar mucho más el silencio de su marido, si la maternidad la ilumina o la ensombrece, si va atreverse a abrirle la puerta a su pasado, si va atreverse a decirse a sí misma la verdad.